Febrero, siempre febrero: Y poder darte un beso de buenas noches a cada segundo que pasase.

domingo, 24 de abril de 2011

Y poder darte un beso de buenas noches a cada segundo que pasase.

-Me gustaría, me gustaría de veras que fueses tú quien me tendiese la mano cuando tropiece con alguno de los baches de este duro camino llamado vida.
-Amí también me gusta soñar.

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Puede que me duela derrapar, que me encante dormir mientras se escucha una tormenta, que me puedan las series policiacas en la que siempre pase lo mismo. También puede que me entregue demasiado al amor, con una manera muy peculiar de querer, que me suela invadir el miedo, que me aterrorice la oscuridad, que sonría cuando sale un beso por la televisión, que baile con la sintonía del despertador. Puede, puede que pueda poder, puede que me derrita cuando te cruces conmigo por la calle. Pero, recuerda, seimpre dije que podía hacerlo, pero nunca lo dí por hecho.

(500) días juntos.

-No se Paul, lo veo claro, amor a Summer. Me encanta su risa, su pelo, sus rodillas. Me encanta el lunar con forma de corazón que tiene el la piel. La forma en la que a veces se moja los labios antes de hablar. Y el sonido de su risa. Me encanta mirarla cuando está dormida. Me encanta escuchar esa canción cada vez que pienso en ella y cómo consigue que me sienta. Hace que todo sea posible, no sé... como si mereciese la pena vivir, tío.

~Día 408.

-Odio a Summer. Odio sus dientes torcidos, odio su corte de pelo a los 60, odio su mancha con forma de... cucaracha en la piel. Odio la forma en la que se chupa los labios antes de hablar. Y odio el sonido de su risa. ¡Odio esa canción!

Ante todo, tengo miedo de perderte a ti.

+Alguna vez tienes miedo?
-Si, a veces. Aunque no creas que es como ir todo el día encongido con miedo, ni tan sólo cuando las cosas están realmente feas a tu alrededor. Se trata simplemente de... reaccionar, intentar continuar vivo. Todo sucede tan rápido que no queda tiempo para recapacitar sobre las decisiones que tomas, así que unicamente se trata de hacer tu trabajo e intentar sobrevivir. Aunque la verdad es que luego sí que te afecta, cuando ya estás relajado y fuera de peligro. Entonces es cuando te das cuenta de lo cerca que has estado de la muerte, y aveces te entran temblores y ganas de vomitar.