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Si vosotros no ardéis de amor, habrá mucha gente que morirá de frío.

martes, 4 de enero de 2011

Su aliento contrastaba con la tristeza aquel día, haciendo la vida, un poco mejor.

"Deletreé cada una de las palabras de aquella última frase que había dejado escrita en uno de esos posits cuadrados de color amarillo, que permanecía pegado a mi mesa. Examiné a fondo cada frase, su caligrafía, el pequeño temblor que se podía observar en el trazado de cada una de sus letras. Debo admitir, que me enamoré de esas frases sin sentido en las que explicaba que me quería, me encamoré completamente de su forma de escribir, de sus tes y sus pes, pero sobre todo de sus qus y de sus erres. Me enamoré, por segunda vez, porque, tal y como conoce el mundo, siempre fué él, el primero en mi lista de deseos, siempre estuvo en primer lugar en mi carta a Papa Noel. Pasé los dedos indice y meñique por encima de aquella superficie plana, evocando aquellos labios dulces con olor a canela, o, simplemente, recordando su mirada cuando penetraba en mi interior. Siempre, me dijeron que esto del amor era algo que lni as palabras no llegaban a someter, algo verdaderamente perro de expresar, pero ligero de sentir. Como aquel primer paso, o aquella primera carcajada, mi primer beso, y con este, mi primer él."

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